El lunes, muy de mañana (habíamos quedado a las 7,50h en la parada del 43 de Pº Pamplona) estábamos tod@s como clavos esperando al bus. Mucho frío, mucho barro, mucho calzado inadecuado (¡¡¡ay, Martaaaaa!!! Mira que lo habíamos avisado...) mucha niebla, pero una mañana excepcional: quién nos iba a decir que, a seis km de la urbe, podríamos encontrar docenas de huellas de jabalíes, señales de ginetas, ver ánades, fochas, enormes garzas blancas, cormoranes... Hasta el buho real -que no apareció, el muy cobarde- debía andar por ahí, parapetado en las grietas de los escarpes.Manuel, nuestro guía, acabo encantado con vosotr@s y el respeto que mostrasteis por todo lo que veíais: de qué si no nos hubiera dejado pasar por la zona restringida de anidación especial...Si os sirve para coger la bici de vez en cuando y acercaros por ese excepcional rincón -recordad que cuando seáis viejitos y le digáis a vuestros nietos que el galacho era esto, les resultará increíble- habrá valido la pena la visita.Nos quedan otras: a ver cómo apañamos esa visita a la Sierra de Alcubierre o a Belchite, a ver trincheras de la Guerra Civil, o esa otra por Zaragoza para detenernos y contemplar las maravillas que esconde esta vieja ciudad.Por otra parte, el miércoles fue día de convivencia en La Quinta Julieta: buen día en general, aprovechamos las dinámicas, trabajamos bien como grupo y salieron muuuuuuuchas cosas por ahí. Lo mejor para alguno, esa relajación de 50 minutos en la que un par se echaron "la siesta del carnero", jejeEsta semana no tenemos ningún sarao especial, salvo que ahora estáis escribiendo en esta misma sala un comentario de ética sobre aspectos positivos y negativos del botellón... Lo que voy oyendo desde aquí tiene buena pinta.
Jorge
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